La cofundadora de Madres de Plaza de Mayo celebra este viernes sus 94 años de edad, luego de una vida dedicada a la lucha por los derechos humanos y contra la impunidad. La ferviente militante le dedico muchos años de su vida a la lucha para recuperar hijos y nietos desaparecidos en la dictadura cívico-militar que comenzó del 24 de marzo de 1976 y fue la más sangrienta en la historia argentina.
Nora Morales de Cortiñas nació el 22 de marzo de 1930 y se desempeñó como psicóloga social y profesora en la facultad de Ciencias Económicas de la Universidad de Buenos Aires. El 15 de abril de 1977 los militares se llevaron a su hijo, Carlos Gustavo Cortiñas, un estudiante de Ciencias Económicas en la UBA además de militante en la Juventud Peronista. En el comienzo de la década de 1970, Carlos Cortiñas colaboraba con el Padre Carlos Mugica en la Villa 31. En 1977 fue secuestrado en la estación de tren de Castelar en la Provincia de Buenos Aires. Desde entonces, Norita lo busca de forma incansable hace más de 40 años.
Pero esa no es la única lucha a la que Nora le pone el cuerpo. Ella siempre está, con estudiantes secundarios, con movimientos de la diversidad sexual, militando por el aborto legal, seguro y gratuito o en una comisaría pidiendo la liberación de manifestantes detenidos.
“Las madres participamos, no solo de la búsqueda de memoria, verdad y justicia, sino que acompañamos las luchas por los derechos económicos, sociales, culturales y de género”, explicaba.
Dentro de tanta tristeza que transmutó en lucha, Norita participa con la misma predisposición y empatía de otras batallas. Algunas son dentro de las escuelas secundarias sobre diversidad sexual, otras son manifestaciones a favor de los derechos y, como mujer empoderada, fue una fiel militante en la Campaña por la Interrupción Voluntaria del Embarazo a favor del Aborto legal, seguro y gratuito.
En 2012, la Universidad de Buenos Aires la distinguió con el Doctorado Honoris Causa, uno de los innumerables reconocimientos que recibió. Y en redes sociales, y en especial en el día de su cumpleaños, ese reconocimiento también se siente.
Nora Cortiñas está en todas partes. Marcha en Plaza de Mayo. Nora Cortiñas acompaña a la familia Maldonado en Esquel. Nora Cortiñas recuerda a Marielle Franco en el Obelisco. Nora Cortiñas junto a la activista kurda Leyla Güven en huelga de hambre en Turquía y también junto a las comunidades aborígenes y en las marchas y encuentros de mujeres feministas, luchando por el derecho al aborto. Nora, ya Norita para todos, no sólo infunde fuerza y convicción a cada lucha a la que se suma, también le acerca calidez, humor y una cuota infinita de ternura. Nora es uno de los mayores emblemas de las luchas por los Derechos Humanos en Argentina y en el mundo.
Ejemplo de lucha, nos abraza y nos enseña, cuando desapareció su hijo, Nora sintió como si el piso sobre el que estaba parada se hubiese derrumbado. Hizo lo imposible para encontrarlo y en ese camino se encontró a sí misma, a una nueva Nora que se hizo junto a otras madres con hijos e hijas también desaparecidxs. Desaprendió y aprendió a moverse en un mundo que desconocía. Enfrentó un poder que se creía invencible, descubrió un coraje que no sabía que tenía. Renació otra.
Tras cada aparición, Nora cierra su participación con un grito que renueva su compromiso y contagia e inspira a miles de jóvenes en una lucha con una larga historia: “Treinta mil compañeros desaparecidos presentes, ahora y siempre”
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