Continúan las protestas en Irán por la muerte de Mahsa Amini

La muerte de Mahsa Amini, una joven de 22 años quien falleció bajo custodia policial el pasado 16 de septiembre tras ser detenida en Teherán por ‘no llevar bien el hiyab’ y tras su detención, cayó en coma. Testigos afirman que fue golpeada en un vehículo de la policía. Ha desatado manifestaciones en al menos 15 ciudades alrededor del país. La ONG Irán Human Rights (IHR) indicó que al menos 92 manifestantes han sido asesinados por las fuerzas de seguridad, a quienes ha acusado de usar fuerza desproporcionada y munición real para reprimir la disidencia pacífica. Medios estatales señalan que 41 personas han muerto en las protestas y que más de 1,200 han sido arrestadas.
El mundo no puede permanecer ciego y sordo ante el clamor de las mujeres iraníes, y de la sed de democracia de su pueblo, tras 43 años de la conformación de la república islámica, pues el liderazgo y el empoderamiento femenino son fundamentales para toda nación. Es importante destacar que, entre los efectos positivos de la igualdad de género y el desarrollo de la inclusión social, se encuentran la reducción de los índices de pobreza, el impulso de las economías regionales y el desarrollo sostenible.
El pueblo iraní está viviendo días convulsos, llenos de sangre y de terror, tras el asesinato de la joven Mahsa a manos de las “Gasht-e-Ershad” o “policía de la moral”, un cuerpo armado del estado el cual vigila que sus ciudadanos, y en especial las mujeres, cumplan con los códigos de vestimenta establecidos por el islamismo, según las interpretaciones de la sharía. Lamentablemente, las acciones de dicha “policía” van en su mayoría contra mujeres, quienes en reiteradas ocasiones han sido abusadas de forma violenta por no vestir “apropiadamente” en público, según las interpretaciones del oficial de turno. En Irán es obligatorio que las niñas se cubran la cabeza desde la pubertad, así como también deben llevar ropa holgada en público. Voceros del gobierno iraní han dicho que el uso del hiyab es opcional, pero evidentemente es justo lo contrario en la cotidianidad ya que, de ser cierto, no tendría sentido una vigilancia social sobre la vestimenta de las mujeres. Amini, de 22 años de edad, había sido detenida el pasado 13 de septiembre por portar “inadecuadamente” su hiyab, y fue llevada a una comisaría, de la cual salió en estado de coma.
Tras el lamentable y cruel asesinato de Mahsa, los ciudadanos iraníes han perdido el miedo a la represión tiránica, lo que desafortunadamente ha traído consecuencias mortales para muchos de los protestantes: hasta ahora se cuentan unas 41 personas asesinadas, la mayoría de ellas mujeres, además de una veintena de periodistas detenidos por cumplir con su labor, según las cifras manejadas por el Comité para la Protección de los Periodistas (CPJ). El mundo no puede permanecer ciego y sordo ante el clamor de las mujeres iraníes, y de la sed de democracia de su pueblo, tras 43 años de la conformación de la república islámica, pues el liderazgo y el empoderamiento femenino son fundamentales para toda nación. Es importante destacar que, entre los efectos positivos de la igualdad de género y el desarrollo de la inclusión social, se encuentran la reducción de los índices de pobreza, el impulso de las economías regionales y el desarrollo sostenible.
Solo nos queda estar atentos ante los acontecimientos, y alzar nuestra voz en pro de los derechos civiles de las mujeres en Irán, así como también, brindarle protección a quienes lamentablemente son víctimas de la violencia de género en este lado del globo terráqueo. Desde el inicio de las manifestaciones, las autoridades iraníes acusan a las fuerzas del extranjero, entre ellas Estados Unidos, de atizar estas protestas.
Teherán también ha anunciado el arresto de 49 miembros de la opositora Organización de los Muyahidín del Pueblo de Irán (PMOI), ilegalizada por Teherán, por incitar al terrorismo y vandalismo a través de la fabricación de noticias falsas. Asimismo, ha precisado que 77 agentes de grupos disidentes kurdos (Komala, KDPI, PAK y PJAK), incluido uno de sus comandantes superiores (entrenado en bases estadounidenses), han sido detenidos por conspirar “contra el pueblo oprimido de Kurdistán en ambos lados de las fronteras occidentales del país”. A estos arrestos se les suman otros tres de miembros de la comunidad bahai, considerada una herejía por las autoridades musulmanas iraníes, así como a 92 simpatizantes de la antigua monarquía Pahlavi y cinco “terroristas” takfiri que portaban 36 kilogramos de explosivos.
Protestas en las universidades
Tres furgonetas estaban aparcadas desde mediados de la tarde de ayer en la puerta Azadi (“Libertad”) de la Universidad Sharif de Teherán, listas para subir a los estudiantes que se atrevieran a levantar su voz de protesta. Decenas de uniformados y agentes vestidos de civil, con sus porras y escopetas, pululaban por los alrededores evitando cualquier congregación de estudiantes, que habían convocado una huelga como respuesta a los ataques que cientos de compañeros de clase vivieron la noche anterior en el recinto universitario. Más de 40 estudiantes habrían sido detenidos por protestar.
Escenas parecidas, con fuertes despliegues de seguridad, se veían a lo largo de toda la avenida Enqelab (“Revolución”), donde se ubican otros centros universitarios, incluida la prestigiosa Universidad de Teherán, cuya puerta principal estaba cerrada a cal y canto. En las aceras aledañas pequeños grupos de personas se iban formando a la espera de lo que trajera la tarde. Se les reconoce por llevar mascarillas y una botella de agua en la mano para contrarrestar los gases lacrimógenos.
El inició del año académico en Irán, ha dado un nuevo aire a las protestas que comenzaron hace más de dos semanas cuando se conoció la muerte de Mahsa Amini. Miles de estudiantes de universidades y colegios de todo el país han venido realizando movilizaciones de protesta tanto por la muerte de Mahsa como también para pedir la liberación de cientos de jóvenes detenidos.
“Los estudiantes tienen que ser liberados”, “la cárcel de Evin –el principal centro de detención de Teherán– se ha convertido en una universidad”, dicen algunos de los lemas que se han oído estos días y que muchas veces incluyen fuertes arengas contra el líder supremo Ali Jamenei. “Muerte al dictador”, se escucha incluso entre las más jóvenes mientras ondean el velo que obligatoriamente les tiene que cubrir la cabeza. Esto sucede no solo en Teherán –donde el gobernador de la provincia había declarado el fin de las protestas el 29 de septiembre–, sino también en muchas otras ciudades. Según un medio relacionado con los Guardias Revolucionarios, el 93% de quienes participan en las protestas son menores de 25 años.
Pero si ya la indignación era grande, ésta se hizo aún mayor desde el domingo con el ataque a la Universidad Sharif , considerada la universidad de los genios. Cientos de estudiantes se habían reunido para protestar en silencio frente al centro (pedían la liberación de compañeros) pero la protesta terminó convertida en un escenario dantesco donde los jóvenes fueron perseguidos y acorralados por las fuerzas de seguridad, un acto que va contra la ley que prohíbe el ingreso de la policía en los centros educativos
Todo esto sucedía mientras decenas de coches se amontonaban en las vías aledañas a la universidad, pitando sin parar en un intento para detener la represión. Después de horas de tensión y pánico de los estudiantes, que incluyó la presencia del ministro de Ciencias (quien acusó a los jóvenes de causar desorden y desperdiciar el dinero público), los estudiantes pudieron salir del reciento con la protección de algunos profesores. Pero la tensión continúa, especialmente en los dormitorios, donde anoche algunos estudiantes denunciaban que eran hostigados por las autoridades.
“Lo más duro para los jóvenes es ver cómo nos quieren hacer ver que somos los malos de esta historia. Nadie reconoce la brutalidad con la que nos atacan”, contaba una estudiante de 23 años. Fueron declaraciones con las que quisieron responder a Ali Jamenei, que ayer por primera vez hizo referencia a las protestas, que considera un punto de quiebra del país. Es la primera vez que miles de personas, especialmente mujeres, se imponen para pedir por sus derechos y su seguridad.
El ayatolá Jamenei, que si bien dijo que la muerte de Mahsa Amini lo había desconsolado, aseguró que los disturbios habían sido planeados de antemano y señaló como responsables a “Estados Unidos, el régimen sionista y los traidores iraníes que viven fuera del país”. “Todas estas personas que cometen actos de destrucción no son las mismas”, añadió el líder, a quien se le veía por primera después de días, esta vez en la graduación de cadetes de la policía. Jamenei aseguró que “algunos de ellos (manifestantes) son jóvenes, adolescentes, y simplemente están en la calle después de ver algo online. Si los castigas, entenderán que se equivocaron”.
Staff y Editores
