Represión con Armas Letales
Los gases lacrimógenos son un tipo de arma química cuyos agentes se dispersan fácilmente en el aire y tienen elevada capacidad de reaccionar con membranas mucosas húmedas y generar una irritación aguda que dificulta la visibilidad y la respiración; por esas condiciones se han usado históricamente para controlar disturbios.
Aunque su uso está prohibido para la guerra desde 1993 por la Convención de Ginebra, a nivel doméstico países de todo el mundo lo usan para controlar a la población civil durante protestas y disturbios.
Estos se encuentran como componentes de dispositivos tipo granada o proyectil, y en su interior traen el agente químico en polvo y una mezcla pirotécnica que al ser lanzada libera una nube de químico y facilita su dispersión como aerosol.
El gas más usado para la dispersión de personas en escenarios de disturbio es el clorobenzilideno malononitrilo (CS), el cual es menos tóxico que el cloroacetofenona (CN) y el oleorresina capsicum (OC), o gas pimienta, el cual es una mezcla de diferentes compuestos extraídos del ají, entre los cuales la capsaicina es el mayor ingrediente activo.
La composición de los dispositivos pirotécnicos del CS es: 45% del agente, CS, 30% de clorato de potasio, 14% de resinas epóxicas, 7% de anhídrido maleico.
La duración del efecto de estos agentes es variable según la cantidad a la que se haya estado expuesto, y puede variar entre 10 a 30 minutos hasta una hora.
Exponerse a gases lacrimógenos origina efectos instantáneos como:
– sensación de dolor o irritación ocular, nasal, bucal, respiratorio y dérmico,
– espasmo de los párpados y sensación de quemadura ocular,
– al inhalarlo se presenta tos, asfixia, salivación y producción de lágrimas,
– en la piel puede originar rasquiña, enrojecimiento, ampollas o desencadenar dermatitis alérgica.
No hay que desconocer que este tipo de productos también puede incrementar el riesgo de exacerbación de alteraciones en personas con problemas respiratorios, cutáneos o cardiovasculares de base. Tras manifestaciones prolongadas en las que se usó gas lacrimógeno indican que algunos de los síntomas, como la tos persistente, el dolor en el pecho, las dificultades para respirar o la secreción nasal continuaron en algunos casos durante varias semanas después de la exposición
lo cual sugiere que los agentes del gas representan un peligro para la salud y el ambiente puede causar también lesiones pulmonares y especialmente peligrosos para aquellas personas con problemas de salud previos. Al inhalarse también puede causar tos, sensación de ahogo, salivación y opresión en el pecho. Estos efectos suelen remitir en poco tiempo en espacios abiertos, aunque su uso abusivo o en espacios cerrados también puede provocar vómitos, diarrea o daños oculares graves, según ese mismo análisis. El lanzamiento de las bombas de gas también provoca daños en la cabeza o en la parte del cuerpo si se lanza indebidamente -no es legal lanzarlo directamente a las personas-. Consecuencias de la exposición reiterada o abundante: molestias respiratorias; náuseas; vómitos; espasmos; dolores torácicos; dermatitis; alergias; abortos espontáneos y otros eventos obstétricos; ataques de asma, EPOC, bronquitis crónica, enfisema; lesiones de córnea, hemorragia del cuerpo vítreo (espacio existente entre la retina y el cristalino, en el ojo); golpes, quemaduras y traumatismo craneoencefálicos (*) por contacto directo con la granada.
El gas pimienta (OC), es un gas irritante. Su componente principal es de origen orgánico (botánico), ya que la capsaicina es un derivado de la pimienta. Existen aproximadamente unas 20 especies y 300 variedades que lo producen.
no es es un gas lacrimógeno (pero si un arma química). Sin embargo, es ampliamente utilizado para atacar manifestantes a corta distancia. Son comercializados como elementos de «defensa personal».
Los síntomas oculares y del tracto respiratorio se presentan casi inmediatamente después del rociado de OC en la cara. El dolor intenso y la inflamación duran de 45 minutos a varias horas. Los efectos tardíos usualmente desaparecen en 1 o 2 días. Se han reportado muertes después del uso de rociado de OC (8).
Armas químicas prohibidas en las guerras y utilizadas para dispersar protestas sociales, comunmente denominadas como «no letales», aunque se hayan cargado muchas vidas.