52 años del Cordobazo. Todo lo que tenés que saber

Se trato de una protesta obrero-estudiantil, ocurrida el 29 y 30 de Mayo de 1969, en oposición al régimen dictatorial encabezado por Juan Carlos Onganía
¿Cómo comenzó el Cordobazo?
Las dos CGT nacionales decidieron una huelga general para el 30 de Mayo, porque Onganía se negaba a restablecer la negociación colectiva y la actualización salarial, suspendidas en el ´67. En Córdoba lo adelantaron un día y adoptaron la modalidad propuesta por Agustín Tosco del Sindicato de Luz y Fuerza, que implicaba el abandono de los lugares de trabajo desde las 10 hs hasta el día siguiente -es decir por 36 hs, en lugar de 24- y la movilización hasta un acto en el local de la CGT.
¿Cuál fue el carácter distintivo de esta protesta, se configuraba como un reclamo obrero más?
La convergencia con la cuestión estudiantil: Este sector venía movilizándose para reclamar frente a las intervenciones en las Universidades. Los estudiantes de Corrientes habían sido reprimidos luego de una protesta que culminó con la muerte de uno de ellos y esto a su vez produjo una serie de marchas del silencio que causaron dos muertes más en Rosario. Este antecedente posibilita la concreción de otra iniciativa de Agustín Tosco, la convergencia de un reclamo obrero-estudiantil.
Las columnas que marchaban pacíficamente fueron detenidas en puntos estratégicos, por parte de la policía provincial y federal que comienzan a atacarlos para evitar que lleguen al centro. Las mismas al ser interceptadas se desbordan por los barrios para llegar al centro. Allí reciben el apoyo de los vecinos, a través de la protección de los manifestantes, armando barricadas para que la policía montada no pueda ingresar e incluso se sumaron a la acción.
Esto desembocó en una generalización de la protesta en lo que junto a Brennan denominamos en nuestro libro Córdoba Rebelde como rebelión popular e insurrección urbana. La marcha representaba un rechazo al régimen y a la sensación de injusticia generalizada que afectaba a diversos sectores sociales. Esto despertaba adhesión porque había un fuerte repudio a las muertes estudiantiles y a la permanencia de la dictadura en el poder -que no presentaba plazos de restitución democrática ni medios para canalizar las protestas-.
La proscripción del peronismo aumentaba el malestar y desde el radicalismo no se miraba con buenos ojos a quienes habían derrocado a Illia.
La policía se vio desbordada y se replegó en la central. Aquí se da otro rasgo distintivo del Cordobazo, que es una violencia que se manifiesta en la destrucción de símbolos que representan el poder político o económico al que repudiaban. Destruyen grandes concesionarias de autos –la automotriz era una de las principales industrias en Córdoba- el Casino de suboficiales o el Círculo de oficiales que representaban al poder militar. Es decir, tiene un fuerte contenido político, en contraste con otras formas de violencia que se vieron en otros momentos de la historia.
Para ese entonces, si bien no hay cifras oficiales, había cerca de quince muertos y la ciudad estaba en manos de la gente. El gobernador pidió la intervención del ejército y declaró estado de sitio. La ciudad se vació y la resistencia se concentró principalmente en el Barrio de Clínicas. El sindicato Luz y Fuerza decidió un corte de luz en ese sector para dificultar el ingreso del ejército y aparecieron algunos francotiradores. Se produjeron enfrentamientos y finalmente el ejército redujo la resistencia. Tampoco se informó la cantidad de detenidos, pero hubo muchos, entre ellos dirigentes sindicales, como Agustín Tosco y Elpidio Torres, entre otros.
¿Por qué en Córdoba?
Las particularidades iniciales respondían a reivindicaciones locales, como el rechazo a la derogación por parte de Onganía de la ley provincial de Sábado Inglés -que establecía que este día se trabajaba media jornada pero se cobraba completa-. Esto significó un gran malestar, asambleas e incluso episodios de represión policial, además el gobernador de Córdoba era Carlos José Caballero que tenía un perfil muy conservador en oposición a las pretensiones de la izquierda cordobesa. También durante toda la década tanto estudiantes como obreros (con sindicatos de tradición muy combativa y autonomía frente a sus centrales) se fueron organizando y constituyendo en canales de protesta.
¿Qué vino después?
La acción directa mostró ser exitosa: Renunció Caballero y se reabrieron las negociaciones colectivas. Se inauguró un ciclo de protestas en ascenso y comenzó a resquebrajarse la imagen de unidad y orden que mostraba el régimen. También tuvo lugar una crisis de las autoridades en diversos ámbitos, como por ejemplo en las conducciones sindicales.
Pero Onganía no renunció…
No inmediatamente. Sin embargo para el primer aniversario del Cordobazo Montoneros hace su primera aparición con el secuestro y posterior ejecución de Aramburu. Esto culmina con la renuncia de Onganía. Finalmente este ciclo de protesta obrera y la acción de las organizaciones armadas confluyen y llevan a restituir la democracia y levantar la proscripción del peronismo.
¿Qué queda hoy del Cordobazo?
Queda una historia de desarticulación del Estado, los colectivos de identificación y los vínculos de solidaridad; así como el triunfo del consumismo –que son problemas mundiales-. Pero desde el punto de vista positivo, queda la tradición de la movilización contra cuestiones que trascienden lo individual y el Cordobazo como símbolo disponible para ser recuperado como advertencia de lo que la movilización popular frente a la injusticia puede lograr.