Carlos Múgica, el cura de los pobres cuyo legado vive en el corazón de los barrios populares.

El 7 de octubre es el Día Nacional de la Identidad Villera en Argentina, en homenaje al natalicio de Carlos Múgica, cura vinculado al Movimiento de Sacerdotes para el Tercer Mundo y la lucha popular de las décadas de 1960 y 70.
Carlos Francisco Sergio Múgica Echagüe fundó la parroquia Cristo Obrero en la Villa 31 de Buenos Aires y murió asesinado por la represión parapolicial en 1974. El padre Múgica fue asesinado el 11 de mayo de 1974, diez días más tarde de la expulsión de Montoneros, por Juan Perón, de la Plaza de Mayo. Había terminado de celebrar misa en la iglesia de San Francisco Solano, Zelada 4771, en el barrio de Mataderos, la parroquia del padre Jorge Vernazza.

Entre 1960 y 1963, trabajó al lado del cardenal Antonio Caggiano y luego como vicario cooperador en la parroquia de Nuestra Señora del Socorro y asesor de la Juventud Católica en el Colegio Nacional Buenos Aires, donde años antes había estudiado. Luego vino su paso por el colegio Paulina de Mallinkrodt y su presencia en el barrio de emergencia de Retiro.

Carlos era un trabajador incansable. Por ese tiempo también se desempeñò como profesor en la Universidad de El Salvador. Su acercamiento a los jóvenes de esa época fue relevante, en especial a los de la Juventud Estudiantil Católica (JEC), en donde conoció a Jorge Ramus, Fernando Abal Medina y Mario Firmenich -más tarde fundadores de Montoneros tras el secuestro y asesinato del ex presidente de facto Pedro Eugenio Aramburu– con quienes realizó una misión rural en 1966. En esos viajes, también participaba Graciela Beatriz Daleo que llegaría a oficial montonera y pareja de Horacio Mendizábal, alias “Mendicrim” o “Hernán”, años más tarde jefe del Estado Mayor de la organización terrorista.

Las semblanzas sobre su persona cuentan que Mugica era crítico del gobierno de Arturo Illia y que en 1967 viajó a Bolivia, en nombre del obispo de Avellaneda, Jerónimo Podestá, a reclamar el cadáver de Ernesto Guevara e interesarse por los detenidos del Ejército de Liberación Nacional (ELN).

El 7 de octubre, en homenaje a su fecha de nacimiento, se conmemora en el país el Día Nacional de la Identidad Villera, que busca reivindicar el lado humano de la cultura en los barrios populares, las vidas y las voces de quienes los consideran parte fundamental de sí mismos, más allá de los aspectos negativos que resaltan por el contrapunto.

La fecha conmemorativa fue sancionada por ley en 2014 durante el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner (2007-2015) con el objetivo de resaltar los valores que componen la identidad villera como “la solidaridad, el optimismo, la esperanza, la generosidad, la humildad y el valor por lo colectivo”.

Staff y Editores

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