Punto por punto, cómo desarmó la defensa de CFK las acusaciones de la fiscalía.

En la causa Vialidad, la fiscalía sostuvo que a fines de noviembre de 2015 se le pagaron 537 millones de pesos a las empresas de Lázaro Báez para “limpiar todo”, o sea que no quedara ninguna deuda con el constructor. La defensa de Cristina Kirchner probó que no existió tal pago, que fue una mentira de los fiscales.
La fiscalía de Diego Luciani y Sergio Mola aseguró que Báez y CFK se encontraron el 30 de noviembre de 2015 en Santa Cruz. Resultó falso. La fiscalía afirmó que Báez concentró de manera irregular las obras realizadas en Santa Cruz.
La defensa exhibió hasta el testimonio de Angelo Calcaterra, primo de Mauricio Macri, diciendo que ese proceso era lógico. La fiscalía insistía en que CFK tenía poder sobre las licitaciones y adjudicaciones de Santa Cruz y la defensa demostró, con testimonios bajo juramento, que hay no menos de 25 instancias y organismos entre un presidente y la adjudicación de una obra.
Los mensajes de José López: Tras las sucesivas derrotas de la fiscalía durante los tres años del juicio, Luciani y Mola sacaron a la cancha los mensajes del celular de José López, que el Tribunal les permitió usar el último día del juicio y que nunca se debatieron en las audiencias. A partir de cuatro mensajes de un total de 26 mil, los fiscales afirmaron la existencia del plan “limpien todo”, que habría consistido en pagarle a Báez —a fines de noviembre de 2015, 20 días antes del cambio de gobierno— nada menos que 537 millones de pesos, con lo cual Austral Construcciones sería la única empresa a la que no se le debería nada.
“Este fue un intento desesperado de la fiscalía ante la partida de defunción que sufrió la acusación durante el juicio”, dijo Beraldi. A continuación, demostró que no se le pagó ni un peso a Báez, que en Santa Cruz la Agencia Vial autorizó una redeterminación de precios de las obras por inflación, pero ni entonces ni después se pagó nada.
Según la fiscalía, el plan de pagarle a Báez se iba a concretar el lunes 30 de noviembre de 2015, en Santa Cruz, en una reunión entre CFK y Báez. Para afirmar eso, Luciani-Mola se basaron en un mensaje del celular de López en el que un gerente de Austral mencionaba que Báez se iba a ver con Cristina.
La fiscalía dibujó una hipótesis general. Néstor y Cristina Kirchner llegaron al gobierno, constituyeron una asociación ilícita para favorecer a Báez dándole obra pública —que no se haría— y a cambio de ese supuesto fraude los Kirchner se beneficiarían con alquileres y algunas operaciones inmobiliarias. Mandaron leyes al congreso, coaccionaron a legisladores, manejaron a los jefes de gabinete, para que la plata fuera a Santa Cruz y ellos obtuvieran contratos comerciales.
El tema es que los alquileres fueron reales y las operaciones inmobiliarias también, y a precios de mercado.Todo por escrituras, pagos bancarizados y contratos presentados ante la AFIP.
entre el presidente y quienes hacen la adjudicación hay no menos de 25 escalones, entre jefe de Gabinete, ministro nacional, secretario, director de Vialidad, administrador, gerencias, jefatura del distrito y luego toda la estructura provincial.
todos coincidieron en que nunca recibieron ni una instrucción ni una sugerencia de la conducción nacional de Vialidad y menos todavía proveniente de la Presidencia, ni para favorecer a Báez ni a ningún constructor. “Néstor Kirchner fue intendente y después gobernador.
Báez ganó 51 de las 81 licitaciones de rutas en Santa Cruz. Beraldi relató que en provincias como Misiones, la Rioja, Tierra del Fuego, Chaco, Neuquén, Tucumán y Catamarca, también las empresas locales, una, dos o tres, concentraban entre el 70 y el 93 por ciento de las obras.
El defensor de CFK exhibió los testimonios de varios empresarios de la construcción, entre ellos Angelo Calcaterra.
Beraldi arremetió contra la idea de los fiscales de acusar a empresarios por, supuestamente, dejarse ganar las licitaciones para beneficiar a Báez. O sea, esos empresarios habrían sido cómplices de la maniobra, pero no fueron acusados de nada.
Mucho más grave, es que Luciani dijo que la familia Eskenazi visitó a los Kirchner en Olivos y que eso era una prueba de complicidad. La respuesta de Beraldi fue durísima: “¿O sea que las visitas de los Eskenazi son una prueba y todo lo que sabemos hoy de las visitas de jueces y fiscales no son prueba de nada?”.
el defensor de CFK abordó la cuestión de los pocos peritajes que se hicieron: apenas cinco de las 51 obras cuestionadas. La fiscalía nunca pidió peritajes, las pidieron siempre las defensas. Y Beraldi demostró, a partir de los testigos del juicio, que el método correcto de valuar las obras consistía en consultar a los proveedores sobre cada precio.
Beraldi completo más de 14 horas de alegato. Siempre usó el mismo método: los testimonios del juicio demoliendo la acusación.
Fuente:Página 12
Staff y Editores
