Repudiamos las agresiones al compañero Juan Grabois

Nuestro compañero Juan fue atacado cobardemente por un grupo de personas en el aeropuerto de Ezeiza. Algo a lo que ya nos tienen acostumbrados estos grupos autopercibidos como “libertarios”
Esta escalada de violencia se ha espiralado fogoneada por la prensa hegemónica, con descalificativos continuos, insultos deshumanizantes a todo referente de movimientos populares que defiendan derechos que no estén reservados a las corporaciones financieras, a los terratenientes, o dueños de la renta financiera. Ya no importa quien defienda los derechos vulnerados de la sociedad, se puede ser de derecha, bregar por un estado de bienestar, se puede ser de izquierda o progresistas, la menor propuesta estigmatiza a quien se atreva a levantar la voz.
Juan es una de estas personas, con sus aciertos y desaciertos que lo muestran tan humano como se puede ser, que está dispuesto siempre a un dialogo abierto, al debate, a responder con palabras pero también con hechos concretos. Sin embargo, es atacado, demonizado, deshumanizado por un grupo que la prensa hegemónica quiere hacernos creer que son solo lúmpenes, “loquitos sueltos”, cuando los hechos concretos nos muestran que son parte de una maquinaria bien aceitada por capitales del partido político representante del capital especulador.
No podemos ser ciegos, desde los trolls de Marcos Peña, los grupos de vecinos indignados vaya a saber porque, los autoconvocados antivacunas, republicanos, pero al fin opositores a cuanta política progresiva se tome, hasta llegar a este grupo de mercenarios, contratados y financiados por cientos de miles de dólares, que invierten hasta en posibles muertes por encargo.
Estamos seguros que cualquiera de estos odiadores seriales, no es capaz de describir un solo hecho concreto de corrupción, un delito, una acción violenta o malintencionada de los dirigentes a los cuales acosan, en este caso particular Juan Grabois. Por eso recurren al grito, a la imposición violenta, al escrache cobarde del anonimato que se esconde tras la supuesta “gente indignada”, y que los propios medios utilizan para llenar horas y paginas de información que muestra una supuesta indignación y hartazgo de la mayoría de la población que se percibe decente y trabajadora.
La violencia es su método, pero no podemos envidiar a los violentos, que el odio nos gane, es cierto que existe un tiempo para resistir con firmeza, que no es lo mismo que violentamente. Una acusación no debe ser respondida con otra, sobre todo si la primera es falsa, los calificativos y descalificativos no pueden ser respondidos, sino por medio de acciones, sin agachar la cabeza, sino con la frente en alto y trabajando por un mundo mejor, comenzando por nuestro entorno inmediato. Sabiendo que la justicia trae aparejado el bienestar y que sin justicia no hay paz.
La violencia aun la del tipo verbal encubre actos, pensamientos y planes inconfesables.
Mientras tanto, un grupo enorme de personas, creeríamos que la mayoría, hacen, dicen, planean y no se resignan a las viejas recetas en donde el sacrificio siempre esta del mismo lado, nuestros planes son confesables, se dicen a boca llena, con la frente en alta, sin violencia, porque se trata de un desarrollo superador para una Argentina mas justa, porque no creemos ser como nos tildan los cipayos: “una sociedad fracasada”, por eso podemos contar orgullosamente las nuestras.
Un viejo adagio latino reza: “Facta Non Verba”, hechos, no palabras. Tenemos los hechos, levantemos la voz con orgullo, con la sencillez del que no tiene segundas intenciones, esas inconfesables que definen a los violentos.
Staff y Editores
