“Chineo” es como se llama a esa práctica violenta y racista que perpetran hombres criollos contra niñas indígenas. Se trata de violaciones, muchas veces en grupo, con consecuencias para las infancias y casi nunca contra quienes toman sus cuerpos como mercancías. Más de 300 mujeres y disidencias indígenas reunidas en un encuentro este año decidieron poner el foco y sus esfuerzos en la abolición de esta práctica colonialista, amparada por el aislamiento de los pueblos originarios y en el racismo estructural de nuestra sociedad.

 

“El chineo es posible porque se configura un escenario en donde los cuerpos de las niñeces son puestos en el imaginario social como una práctica cultural. El nombre ‘chineo’ viene de una práctica en donde los colonizadores veían en el rostro de las mujeres indígenas una similitud con el rostro de las mujeres chinas, entonces “chinear” que es un verbo que ellos crearon para llamar a esta acción criminal, significa violar a las mujeres y niñas indígenas a las que ellos llamaban chinitas. Se trata de un sesgo colonial, por eso no decimos violación grupal ni abuso infantil, decimos chineo porque ese nombre nos remite al origen de esa práctica colonial”, explica Moira Millán, weychafe mapuche y fundadora del Movimiento de Mujeres y Diversidades Indígenas por el Buen Vivir. Desde ese espacio, el viernes pasado realizaron una charla informativa sobre la campaña #AboliciónDelChineo, una nueva etapa en una lucha que tiene larga data pero que en los últimos años ha tomado un impulso mayor y que hoy se convierte en un ultimátum al Estado y a la sociedad que permanece de espaldas a esta problemática.

En 2019, el Movimiento de Mujeres y Diversidades Indígenas por el Buen Vivir estaba realizando una ocupación pacífica en el Ministerio del Interior reclamando una respuesta del Estado frente al sistema extractivista que venía depredando sus territorios. Acamparon con la consigna: “Sembraron terricidio, cosecharon rebelión” permanenciendo allí varios días. Durante la ocupación recibieron una noticia que marcó un antes y un después en la implicancia del Movimiento en la lucha contra el chineo: “Una hermana de Formosa que estaba acampando en el Ministerio atendió un llamado en el que su marido le decía que su hijita estaba en la escuela con su prima cuando entraron unos criollos al baño de la escuela para violarlas. Afortunadamente, las niñas habían logrado escapar”, cuenta Moira Millán que identifica ese llamado como el puntapié inicial para comenzar a articular la lucha contra el chineo.

La campaña fue lanzada en Esquel a principios de 2020, en aquel momento se llamó #BastaDeChineo y fue el resultado del “Campamento Climático: Pueblos contra el Terricidio”. Allí se trabajó colectivamente con más de 300 asistentes, mujeres indígenas, activistas y organizaciones ambientalistas y se acordó lanzar la Campaña: “Nosotras desde nuestra cosmovisión no concebimos la separación de nuestras cuerpas y nuestros territorios, es por ello que así como defendemos nuestros territorios de proyectos extractivistas y capitalistas asesinos, también nos propusimos empezar este camino para terminar con el chineo” decían allá por 2020, un mes antes de que en Argentina comenzara el Aislamiento Social Preventivo y Obligatorio (ASPO).

¿Por qué la abolición?

 

La campaña tuvo un giro estratégico y político al reemplazar la palabra “basta” por “abolición”. “Esta palabra es clave, no solo de manera teórica en el sentido de terminar o cancelar una acción, muchas veces utilizada como sinónimo de anulación, extinción o abrogación, si no porque nos permite asociarla a la revocación de aquella normativa o conductas que la generen” explica Paula Alvarado Mamani, abogade y parte del pueblo Kolla. Desde su perspectiva, en el ámbito jurídico se utiliza esta palabra para la derogación de ciertas cuestiones instituidas o medidas de carácter general, como puede ser la esclavitud o la pena de muerte: “Su utilización en un contexto en el cual no se respetan los Derechos Humanos ni se contemplan principios éticos de dignidad a la persona es condición necesaria para que el Derecho Internacional solicite la derogación de una acción. Para nosotrxs implica una demanda política de Nación a Estado-Nación ya que estamos interpelando acciones que fueron naturalizadas por este sistema capitalista y patriarcal” concluye Paula.

Según Moira Millán el “basta” anterior demandaba la injerencia del Estado con mecanismos punitivos y legales para conseguir penas máximas y amedrentar criollos que ejecutan esta práctica : “Después nos dimos cuenta que es una práctica que lamentablemente tiene al racismo social como principal cómplice. Entonces hablamos de abolición y no de erradicación, porque erradicar sería quitar esa práctica de nuestro territorio, en cambio la abolición es la eliminación absoluta de esta práctica aberrante. Si en Argentina se logra la abolición del chineo, somos un precedente fundamental para el resto de los países” explica Moira Millán.

Durante el 3er Parlamento Plurinacional de Mujeres y Diversidades Indígenas por el Buen Vivir, que se llevó a cabo en Chicoana, Salta, Kollasuyu del 22 al 25 de mayo del 2022, se consensuaron entre mas de 250 mujeres, lesbianas, trans y no binaries indígenas algunos puntos que persiguen el objetivo de la campaña: que el chineo sea imprescriptible y que se declare crimen contra las niñeces indígenas; que las instituciones, organizaciones de la sociedad civil y grupos religiosos que operan en los territorios indígenas y que funcionen como cómplices del chineo asuman la responsabilidad civil y penal, que no haya fueros para los funcionarios públicos de los tres poderes del Estado que sean ejecutores, cómplices o facilitadores del chineo, son algunos de los puntos que estructuran la campaña.

También se profundiza sobre la necesidad de crear un Consejo Plurinacional de Mujeres y Diversidades Indígenas para la abolición del chineo, con estatus de secretaría y con fondos económicos. Desde el Movimiento consideran que es fundamental que en este camino hacia la abolición del chineo haya una participación de los pueblos originarios y de las comunidades afectadas por el tema: “Tenemos que ser nosotras quienes podamos elaborar protocolos, material informativo, sugerencias y capacitaciones porque somos nosotras las que sabemos que es lo que pasa en los territorios” asegura Millán.

El chineo no es cultural

Desde el año 2013, María Pía Ceballos, activista travesti trans y afroindígena, acompaña a las comunidades en la defensa de sus territorios en la Puna, en los valles Calchaquíes y en el norte chaqueño. Oriunda de Tartagal y nacida en el paraje “Las Peras” asegura que el chineo no es cultural ni tampoco es una costumbre: “Es una práctica aberrante que viene de la colonia, que es racista y que se mantuvo en el tiempo de manera sistemática. Desde la colonia, mujeres y niñas han enfrentado situaciones de abuso y violencia sexual por parte de blancos, criollos o aquellos que salen al monte a cazar viniendo de las ciudades”, explica para adentrarse en uno de los fundamentos medulares para entender la especificidad de esta violencia sexual: el racismo estructural.

La palabra chineo no surge del pensamiento ni de la cosmovisión indígena, es una palabra producida por el hombre criollo, con una carga racista y colonial. Si en vez de chineo se hablara de violación en grupo o violación hacia las infancias se estaría contribuyendo a un negacionismo sobre como el racismo estructural articula con mecanismos y prácticas para la eliminación de los pueblos originarios. Así como el extractivismo arrasa con los territorios, el chineo arrasa con los cuerpos de las niñeces. La palabra chineo es la evidencia de la devaluación de determinados cuerpos, determinadas vidas y específicamente en una dirección focalizada en la racialidad de quienes son víctimas de estas violaciones: “El racismo social es lo que hace creer a la sociedad que hay vidas sacrificables, que hay vidas que valen menos o que hay vidas que pueden ser laceradas. Porque si habláramos de chineo en Callao y Corrientes, en plena Ciudad de Buenos Aires, si habláramos de que hay gente que se organiza y sale a violar a niñas porteñas, habría tremendas movilizaciones de millones de personas. Pasa en nuestras comunidades: hombres que entran a los territorios indígenas para violar niñas de comunidades indígenas”, explica Moira Millán para dar cuenta de lo poca pregnancia que tiene tanto en la opinión pública como en la sociedad la práctica del chineo.

Quienes chinean lo hacen en camionetas o cuatriciclo, se meten en las escuelas y en las comunidades. Son capataces y dueños de estancias. Tienen una estructura para amenazar a quienes intenten denunciar. Lo hacen a la luz del día, para ellos es como ir a pescar o cazar. En Chaco, por ejemplo, es muy común que se utilice como chiste la pregunta ¿vas a chinear?, detrás de esa pregunta hay una literalidad muy dolorosa porque la pregunta es en realidad ¿vas a violar nenas?

¿Cómo opera el racismo internalizado de quienes no son parte de las comunidades indígenas? ¿Cómo se puede ir a contrapelo de la invisibilización de esta práctica? Y sobre todo ¿por qué se sigue viendo al chineo con un dejo de lejanía como si ocurriera en otra parte?

“Hay niñas que han dejado de ir a la escuela porque han sido víctimas del chineo. Como van de cacería contra los animales, van contra las niñas, y esa impunidad va en aumento gracias al racismo social que además es transversal. Por eso es importante que la abolición del chineo sea una causa abrazada por toda la sociedad. En este punto creo que hay un solo bando y es el bando que abrace la amorocidad y el respeto a la niñez” dice Moira Millán que frente a la pregunta de ¿Cómo sigue esta campaña? responde: esa es una pregunta que hay que hacerle a toda la sociedad.

El caso de Juana

Juana -nombre de fantasía para preservar su identidad- tenía 12 años cuando fue violada por una banda de criollos en la localidad de Alto La Sierra en el noreste de la provincia de Salta. Pertenece al Pueblo Wichí, tiene discapacidad mental y motriz y cuando fue atacada en 2015, no hablaba castellano. Su madre denunció el chineo y recibió amenazas para desistir del reclamo de justicia.

El caso de Juana tuvo mas impacto en los medios de comunicación recién cuando en 2016, los médicos que atendieron a la niña declararon que estaba embarazada y que era tarde para practicarle un aborto. El embarazo siguió adelante y la niña fue mamá. Campañas como “niñas, no madres” cobraron un impulso mayor, sobre todo cuando la bebe nació por cesárea en la semana 34, anencefálica y sin poder sobrevivir.

El 25 de febrero de 2019, los seis acusados de violar a la niña fueron condenados a 17 años de prisión por el Tribunal del Juicio de Tartagal, que además declaró responsables penalmente a dos menores imputados en la causa, mientras que un tercer menor fue declarado en rebeldía.

Se trata de la primera condena de un chineo (aunque no fue llamado de ese modo) en nuestro país que también fue presentada en foros internacionales de Derechos Humanos. Un único precedente frente a una práctica de la que no se tienen estadísticas pero está a la vista. ¿Por qué en las comunidades hay niñas embarazadas? ¿Cuántos casos como el de Juana puede haber a lo largo y a lo ancho del país?

A pesar de haber sido un caso con alta repercusión nacional e internacional, la situación de Juana hoy no es alentadora. Hace un año, se lanzó la campaña “cuidando a Juana” como respuesta frente a la inacción del gobierno salteño en materia de asistencia y protección, Juana y su familia seguían recibiendo amenazas por parte del entorno de los condenados.

Hace un mes, se presentó un proyecto de ley para visibilizar el chineo en la provincia de Salta, se trata de una iniciativa para la visibilización y prevención de la práctica. El proyecto contempla protocolos y procesos de sensibilización en las escuelas, informes confeccionados por el Colegio de Gobierno del Ministerio Público y el Poder Judicial de la Provincia que den cuenta de la existencia de la práctica.

Los lugares a donde no se llega

“Las comunidades indígenas de las tierras bajas de Salta, en donde suceden muchos chineos, son zonas con problemas estructurales: lejanía de las las ciudades, la imposibilidad del acceso por el mal estado de los caminos, se trata de comunidades que quedan literalmente incomunicadas. No hay internet, ni líneas telefónicas, y en el caso que haya, gran parte de las comunidades no tienen acceso a un teléfono. En el caso del pueblo Wichí, también sucede que no hablan el castellano o solo lo entienden”, cuenta Corvalán. Las complejidades van apareciendo una a una arriba de la mesa, faltan estadísticas y datos, las denuncias no siempre llegan a hacerse, por amenazas y por no poder acceder a un lugar seguro para realizarlas. La lengua, el abandono del Estado y la pobreza.

Al finalizar el Encuentro en Mayo, se acordó exigirle al Estado Argentino que “asuma un compromiso real y urgente para abolir el chineo de una vez por todas. El chineo es parte de la política genocida contra nuestras naciones indígenas”, expresó Millán al finalizar el 3er Parlamento Plurinacional de Mujeres y Diversidades Indígenas por el Buen Vivir: ¿Cómo sigue esta campaña? Una vez más la pregunta frente a la crueldad que hay detrás del chineo. Cuando Millán responde que esa no es una pregunta que desde el Movimiento de Mujeres y Disidencias Indígenas por el Buen Vivir tengan que responder, está interpelando a una sensibilidad que no puede estar perdida ni viciada por naturalizar las violaciones a niñas y niños indígenas. Apela a una afectividad y a un respeto por las infancias, a un guante que hay que recoger y a una lucha que no se puede dejar de lado.

Si conoces a alquien o estas atravezando alguna situacion que vulnere tus derechos o violencia de genero, podes acercarte a nuestra Casa de la Mujer Esther de Careaga en Antofagas y Rep. de Perú o comunicate las 24 hs. al  11 2786-0354, NO ESTAS SOLA.

Fuente: Páginas 12

Staff y Editores

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